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COVID: ¿Controlar la entrada de chinos? Los científicos dicen que no tiene sentido

04/01/2023 - 12:31 pm

La estricta política de COVID cero mantenida durante dos años ha impedido que la población adquiriera una inmunidad natural contra el virus. Además, controlar las fronteras ya demostró su ineficacia cuando surgió Ómicron en Sudáfrica.

Por Ignacio López-Goñi
MIembro de la SEM (Sociedad Española de Microbiología) y Catedrático de Microbiología, Universidad de Navarra.

Madrid, 4 de enero (TheConversation).– Durante dos años, el Gobierno chino ha mantenido una política de “no dejamos salir ni venir a China porque en Occidente no están controlando al virus”. Ahora que ellos lo tienen descontrolado y abren sus fronteras, lo que a uno le brota es decirles “pues ahora te quedas en tu casa”. Pero pensemos un poco: qué ha pasado y qué habría que hacer.

¿QUÉ HA PASADO EN CHINA?

En estas últimas semanas estamos viendo una explosión masiva de casos de COVID-19. Varias pueden ser las razones que explican esta tormenta perfecta.

1. La estricta política de COVID cero mantenida durante dos años ha impedido que la población adquiriera una inmunidad natural contra el virus, que sigue siendo nuevo para la inmensa mayoría de ellos. La estrategia de COVID cero podía tener sentido en los primeros meses de la pandemia, cuando había una gran incertidumbre y hasta esperar a la preparación de las primeras vacunas, pero mantenida en el tiempo no sólo no es eficaz, sino que resulta contraproducente.

Un pasajero procedente de China camina luego de someterse a una prueba de COVID-19 en el aeropuerto Roissy Charles de Gaulle, al norte de París, el domingo 1 de enero de 2023. Foto: Aurelien Morissard, AP.

2. Las tasas bajas de vacunación de los más vulnerables, los mayores de 80 años, en los que hay muy bajas tasas de dosis de refuerzo. Se calcula que sólo el 40 por ciento de la población china mayor de 80 años tiene esa dosis. En España, por ejemplo, va por el segundo pinchazo de recuerdo en el 73 por ciento de los mayores de 80 años.

3. Las vacunas chinas Sinopharm y Sinovac (de virus inactivados) presentan una efectividad inferior a las vacunas de ARN: entre el 50-79 por ciento en el caso de las chinas frente a más del 94 por ciento en las de ARN.

4. La aparición de nuevas subvariantes derivadas de Ómicron son más transmisibles y con mayor evasión de los anticuerpos que la variante original.

5. Y en general, la muy baja inmunidad híbrida (vacunas+infección) en la población china, que sabemos que es la más potente. Ojo: esto no quiere decir que si está usted vacunado haya que promover o buscar la infección. SARS-CoV-2 no es un catarrillo y puede dejar secuelas en muchas personas: la COVID persistente.

Visitantes se reflejan en el escaparate de una tienda mientras un hombre cuenta billetes en una tienda de venta de té en Qianmen, un conocido lugar turístico de Beijing, el 3 de enero de 2023. Foto: Andy Wong, AP.

China ha levantado las restricciones de golpe: han pasado de unas medidas super estrictas a ninguna restricción, y sin tener a la población inmunológicamente protegida, lo que ha generado un contagio masivo en poco tiempo, que acaba colapsando el sistema.

Esto no quiere decir que el virus ahora sea más virulento, sino que la población se enfrenta ahora al patógeno sin protección. Como son mil 400 millones de chinos, si un 15 por ciento de la población, por ejemplo, tiene una baja protección inmunológica contra el virus, esto supone unos 210 millones de personas, por lo que el número de fallecimientos que se espera es enorme.

¿QUÉ CONSECUENCIAS PUEDE TENER?

No lo sabemos, pero que el virus siga circulando de forma masiva en la población, multiplicándose y evolucionando puede favorecer la aparición de nuevas variantes. Y eso es lo que más preocupa.

Los pasajeros que llegan de China esperan frente a un área de prueba de COVID-19 establecida en el aeropuerto Roissy Charles de Gaulle, al norte de París, el domingo 1 de enero de 2023. Francia dice que requerirá pruebas negativas de COVID-19 a todos los pasajeros que lleguen desde China y está instando a los ciudadanos franceses a evitar viajes no esenciales a China. Foto: Aurelien Morissard, AP.

Sin embargo, de momento, con la información disponible, no parece que las subvariantes que circulan en China sean diferentes a las que ya circulan en otras zonas del planeta.

En la siguiente imagen se muestra la nube de mutantes que circulan actualmente por el mundo, las subvariantes derivadas de Ómicron que han evolucionado en los últimos 12 meses. Se han identificado cientos de linajes, pero ninguno parece más agresivo ni ha llegado a dominar, de momento, las infecciones globales.

La explosión de casos en China demuestra que la pandemia no ha acabado y ha generado una cierta histeria: ¿Volvemos a la casilla de salida? El Ministerio de Sanidad español ha decidido que todas las personas que lleguen a España desde China deberán disponer de un pasaporte COVID o certificado de vacunación. Y en caso de no tener un certificado equivalente se deberá disponer de una prueba diagnóstica con resultado negativo en pruebas de amplificación de ácido nucleico (PCR) o test rápidos de antígenos. ¿Qué sentido tienen estas medidas?

¿POR QUÉ LAS MEDIDAS NO SON EFICACES?

1. En la situación actual en la que hay circulación comunitaria del virus en la población y en la que ya no hay ninguna medida de control, este tipo de medidas con los pasajeros que provienen de China no son eficaces. El virus ya está aquí y ya circula sin control entre la población. Controlar las fronteras ya demostró su ineficacia cuando surgió Ómicron en Sudáfrica.

Mapa de evolución convergente del SARS-CoV-2 actualizado el 31 de diciembre de 2022. Foto: Daniele Focosi, TW vía The Conversation.

2. Tampoco tiene sentido que sean decisiones individuales de cada país en un entorno como la Unión Europea donde no hay fronteras entre países. El virus puede llegar en un vuelo con escala en otro país con mayor flujo de viajeros. Las decisiones deberían estar coordinadas en toda la Unión Europea.

3. Ya se ha demostrado que el certificado de vacunación sólo sirve para animar a la población a que se vacune. Las vacunas son muy eficaces para evitar la muerte y la enfermedad grave, pero no es garantía de que uno no esté infectado y pueda transmitir el virus. Una persona vacunada con el certificado “en regla” puede transmitirlo. Aunque la vacunación puede reducir algo la transmisión del virus, los certificados de vacunación no sirven para controlarla.

4. También sabemos ya que un test rápido de antígenos es una “foto fija” de un momento concreto y que hay una “ventana” de tiempo durante la cual la prueba podría dar negativa y la persona estar contagiada (falsos negativos).

5. También sabemos que una persona puede tener una PCR positiva varios días después de dejar de ser contagioso. De todas formas, si un viajero da positivo en la PCR, ¿cuántos días de cuarentena y dónde permanecerá esa persona? ¿Y qué hacemos con alguien que teniendo los certificados en regla y test negativos presenta síntomas?

6. ¿Sirven estas medidas para controlar nuevas variantes? Sabemos que las subvariantes de Ómicron dominan todas las infecciones globales y que la ola de China (a partir de los limitados datos disponibles) está dominada por los sublinajes BA.5.2 y BF.7 que ya circulan por todo el planeta.

Compradores con cubrebocas visitan un popular centro comercial luego de la relajación de las restricciones pandémicas en Beijing, el domingo 1 de enero de 2023. Foto: Ng Han Guan, AP.

7. En Estados Unidos está cobrando atención una subvariante que surgió hace unos meses, la XBB.1.5, que es una fusión de dos variantes diferentes de BA.2, la BJ.1 y BA.2.75. XBB.1.5 está superando a las subvariantes que dominaban, BQ.1 y BQ.1.1, y en pocas semanas será predominante en Norteamérica. Por fortuna no parece ser más virulenta, sino más transmisible.

8. Japón también está experimentado un aumento de muertes por COVID-19. ¿Qué hacemos? ¿Controlamos a los viajeros de Estados Unidos y de Japón? ¿Y si la amenaza viene de otro país? Las variantes pueden surgir en cualquier lugar y en cualquier momento.

¿QUÉ HACEMOS ENTONCES?

Se entiende que las medidas de control a los viajeros que provienen de China son medidas políticas para dar la sensación de que se hace algo. Si no se toma ninguna iniciativa, la oposición se lanzará a criticar la pasividad del Gobierno y volverá la bronca política en un tema en el que siempre debería haber habido un gran pacto de Estado. Pero ya hemos perdido toda esperanza.

LA TARDEA EN CASA

Una pasajera proveniente de China se somete a una prueba de COVID-19 en el aeropuerto Roissy Charles de Gaulle, al norte de París, el domingo 1 de enero de 2023. Foto: Aurelien Morissard, AP.

Insistir en la vacunación y en las dosis de recuerdo. Todavía hay más de un 25 por ciento de los mayores de 80 años sin su segundo refuerzo, cifra que aumenta hasta el 45 por ciento en los mayores de 60. La vacunación de refuerzo es efectiva contra las nuevas subvariantes de Omicrón.

Hay que continuar con la vigilancia epidemiológica, la secuenciación para seguir la evolución de las nuevas subvariantes. Es la única forma de “ir por delante” del virus. Lo que sí podría tener sentido es hacer PCR y secuenciación aleatoria a los que entran en España (no sólo de China), con objeto de seguir esa vigilancia epidemiológica y conocer que variantes se mueven entre la población.

Otras tareas que siguen pendientes en toda España: reforzar el sistema sanitario y controlar la calidad del aire en interiores.

Si además añadimos seguir con la investigación, desarrollo y actualización de nuevas vacunas contra la COVID-19, estaremos realmente preparados para lo que nos pueda venir… de China, de Estados Unidos o de Japón.

La pandemia es un problema global y no ha terminado. Una lección que deberíamos haber aprendido es que cerrar y controlar fronteras no es eficaz. A nadie le interesa que haya un aumento descontrolado de casos de COVID-19 en ningún país. Quizá en vez de aislarlo lo que deberíamos hacer cooperar y ayudarle.

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